Hasta que se abra el cielo

 


No encontré explicación de este fatídico partido hasta el momento en el que entró Rodrigo "Chila" Márquez. Pero en el momento en el que el joven misionero ingresó en el campo de juego del Libertadores de América, entendí de qué se trataba esta ironía del fútbol que no nos permitía hacer un gol. 


Resulta que a veces, o casi siempre, la bronca no nos deja pensar bien. No nos permite ver el panorama. Y si encima en nuestro cielo siempre o casi siempre llueve, el análisis se complica aún más. Pero el pibe entró y me acordé de muchas cosas. Sobre todo que ese pibe, Rodrigo, tuvo, hasta ahora, una historia tremenda de la cual se pudo sobreponer. En el mejor momento de su carrera, se rompió los ligamentos. Hacía poco que había sido seleccionado para jugar con Argentina, por Aimar. Estaba por arrancar en la reserva del Rojo, pero otra vez, las ironías del fútbol le pegaron un cachetazo.


Pero tiempo después, dos años exactamente, el pibe resurgió glorioso, y ya está dando sus primeros pasos en la primera del club. Entonces me quedé sostenido en la palabra tiempo, que en los tiempos actuales, no está ligada de manera bondadosa con este deporte. 


Y con el tiempo digo que hace tiempo que no veía algunos pases seguidos entre camisetas rojas. Hace tiempo que no veía tantas situaciones de gol. Hace tiempo que no era testigo de un equipo que salía a presionar, a atacar y a jugar en el campo rival. Hace tiempo que no veía a Independiente jugando de Independiente. Pero lamentablemente, hace tiempo que no veía a un equipo perderse tantos goles.


El partido terminó. El equipo que dirige Falcioni quedó eliminado de la Copa Sudamericana. Duele, como duelen todas las derrotas. Pero creo que la clave está en el Chila Márquez. No en cómo juega ni en su futuro, que es muy prematuro y que tendrá que disfrutar. Sino en su actitud ante la vida. La de él, como la de todos los juveniles. De seguir, de insistir. De chocar contra la pared hasta que se rompa y llegar. Llegar y pisar esa cancha que añoraron cuando ni siquiera eran adolescentes. De porfiar tanto al destino hasta romperle el techo.


Y en esa actitud, entra la del equipo. La de esta noche. Aun en la derrota, hay mucha nobleza y dignidad en no dejar de intentar ante la adversidad. Es signo de rebeldía, de no doblegarse, de querer, de pasión. Y donde hay pasión, la cosa nunca falla. 


Y en esa pasión, vimos un equipo que jugó bien, como hace tiempo no hacía. No hay, creo, mejor salida para Independiente, que jugar a ser Independiente, con este fútbol, sin dejar de insistir, aun en la derrota. Porque si el destino y los directivos acompañan, la pared alguna vez se va a romper. Hay que seguir intentando, de esta forma, hasta que se abra el cielo y en Avellaneda, deje de llover. 

Comentarios

  1. No se pasó de ronda, es lamentable, pero esto conlleva a un problema de falta de ingresos para el club que en el estado que se encuentra es importante.- Creo que sería oportuno se publique el Balance y el presupuesto aprobado esta semana, es necesario porque a partir de allí se pueden escuchar las propuestas de las distintas agrupaciones que se presenten a las elecciones. La situación es muy difícil y delicada y se necesitan dirigentes que tengan claro que hacer con el futuro de Independiente y lo publiquen.- La situación puede ser terminal....

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  2. Excelente nota y comentario. Tuve sensaciones encontradas,como todos los hinchas. Bronca x los goles perdidos, pero alivio al ver a Independiente jugando como su historia lo indicaba.

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