Un hermosa siesta
Clasificamos tres tipos de siesta. La primera, y solo accesible a profesionales, la famosa de "me tiro 15 minutos". Casi imposible. La segunda, la de mayor duración, mínimo, dos horas, con consecuencias malignas para el organismo, como embotamiento mental, marca de almohada y deficiencia motriz. Y la última y más saludable, la media horita. Compacta, necesaria y de gran utilidad para levantarse mejor que nunca.
Me levanté de esa media hora de descanso y enfilé para el Libertadores De América. Uno siempre está contento cuando ve a Independiente jugar una copa, es como llegar a casa y ver a la familia unida o que el perro te reciba siempre con esa sonrisa eterna.
Los goles y los minutos del partido fueron pasando. El encuentro culminó con un contundente resultado a favor del mejor equipo de la historia del fútbol. Con mi amigo el Negro nos quedamos conversando de boquilla sobre dormir o no la siesta.
Y pensamos, en una heroica reflexión de un miércoles por la noche, sobre el match, que ojalá que lo que venimos viendo hasta acá haya sido una buena y merecida siesta. Que hayan sido 30 minutos de descanso para levantarse y ver lo que vimos contra Binacional.
Quien sabe, quizás, después de levantarse, nos regalen la mejor de las sonrisas. Esta noche lo hicieron, jugando, tocando, corriendo y divirtiendo. Contentos, como nos reciben los perros, con una sonrisa de oreja a oreja nos fuimos todos el Libertadores De América. Como recién levantados de una hermosa siesta.
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