Triunfo épico por la Libertadores 1984



1984 – Jornada impresionante en la Doble Visera de cemento, porque Independiente jugaba su último partido en la fase de grupos de la Copa Libertadores 1984.

En ese momento la situación era la siguiente: El Rojo era el líder del grupo con 7 puntos y diferencia de 5 goles a favor en 5 partidos jugados. El segundo era el rival de un día como hoy, Olimpia de Paraguay, con mismo puntaje y diferencia de 3 goles a favor pero en 4 partidos, mientras que los dos equipos restantes, Estudiantes y Sportivo Luqueño, ya no tenían chances. En esas circunstancias, si Independiente ganaba prácticamente sellaba su clasificación como líder del grupo, porque obligaba a Olimpia a golear en su visita a Estudiantes en el partido que le faltaba. Recordemos por las dudas, que solamente el primero del grupo seguía en camino a la copa.

En ese contexto numérico, y frente a más de 40 mil personas en el Estadio, salen a la cancha para el Rojo estos 11: Goyen, Zimmermann, Villaverde, Trossero y Clausen en defensa, al medio Giusti, Marangoni, Burruchaga y Bochini, y arriba Barberón y Sánchez (61 Bufarini), bajo la comandancia del DT José Omar “Pato” Pastoriza. Sabiendo de sus necesidades, Independiente sale a ganar y en apenas un minuto de juego logra la ventaja. Luego de un córner Marangoni gana en el área al arquero Almeida y conecta de cabeza para el 1 a 0, con todo el estadio viniéndose abajo por el festejo enloquecido de la gente.

Sin embargo pareció que al equipo le jugó totalmente en contra comenzar ganando tan rápidamente, porque entró en la displicencia, y en una contra a los 17 minutos Goyén tapa de gran forma un mano a mano despejando el peligro, pero ese despeje quedó en poder del equipo rival y la pelota derivo en Jorge Guasch, quien con un tremendo disparo largo convierte un golazo para el empate.

Por suerte el Rojo tardó unos minutos pero se despertó y se recuperó. Marangoni desde fuera del área probó y su remate dio en el poste, y luego hasta el final de la primera etapa, el arquero de Olimpia fue la figura del encuentro tapando todo, a Zimmermann, a Sánchez, a Barberón, etc. Se fueron al descanso en igualdad y el Rojo sabía que no le servía el resultado.

En los primeros momentos de la segunda etapa el partido había perdido intensidad, hasta que la visita ataca por derecha y mete un centro al punto penal, donde llega un delantero que es absurdamente empujado por Zimmermann y el juez del encuentro cobra penal para Olimpia, cambiado por gol mediante Gustavo Benítez a los 54 minutos. Un panorama nefasto para el Rojo, porque si con el empate dependía de que Estudiantes le ganara a Olimpia, ahora en la derrota ya estaba totalmente eliminado y era el conjunto paraguayo quien superaba la fase.

Restaba algo más de media hora de juego para lograr una hazaña, porque repito, había que ganar.

Y el equipo entendió que de eso se trataba, de hazañas, como tantas en la historia del club, por eso fue dejando de lado el orden y la estética del juego para convertirse en 11 endiablados atacando con todo a su rival, haciendo llover centros al área, o por el medio que fuese para llegar al gol, mientras Hugo Villaverde alentaba a sus compañeros a subir bancándose solo la defensa.

Pastoriza movió el banco a los pocos minutos, sacando a Sánchez por Bufarini, que sería clave en el encuentro. Pasados los 70 minutos Marangoni intenta filtrar una pelota dentro del área, y si el penal de Zimmermann había sido absurdo, mucho más lo fue lo del defensor paraguayo cortando el pase de “Maranga” con su mano, para que ni siquiera exista protesta por la sanción de la pena máxima a favor de Independiente. Burruchaga fue quien tomó la pelota y, según sus propias declaraciones posteriores, le tocó patear el penal más difícil de su carrera, pero lo hizo con toda la categoría que lo caracterizaba, logrando hacer pegar la pelota en la base del palo para ser inatajable, y fue el 2 a 2 cuando iban 73 minutos.

Quedaba unos 15 minutos de juego para que se completara la hazaña del triunfo, y el partido continuó con la línea que se venía dando, es decir, Independiente totalmente volcado al ataque y el equipo campeón de Paraguay resistiendo.

El Rojo se quedaba sin aire por el esfuerzo realizado, y a puro amor propio seguía yendo al frente, hasta que Olimpia se animó a intentar su propio milagro y lo pagó caro. Iban 88 minutos cuando Barberón recuperó la pelota en campo rojo, tocó para Bochini en la media cancha (y arrancó una de las diagonales más maravillosas jamás vista), el “Bocha” avanzó y metió un pase de los suyos, bochinezco, que fue un puñal para la defensa de Olimpia, Barberón siguió su carrera interminable y se llevó la marca a la rastra por izquierda, metió el centro en el área, y Sergio Bufarini entrando libre la empujó a la red convirtiendo uno de los goles más lindos de la historia roja. Un gol de antología, una obra de arte del futbol, una carrera memorable de “Porota” iniciando como lateral derecho y culminando como wing izquierdo, en una jugada extremadamente difícil de encontrarle comparación.

Se desató la locura, el delirio, la fiesta, más de 40 mil almas eran testigos de un Independiente haciendo historia grande, que ya venía de hacerlo con el épico partido frente a Estudiantes 11 días antes, y ahora escribía una página de oro más en el libro de su gloriosa historia, en el libro de la Copa Libertadores que lo tenía y lo tiene como su rey absoluto.

Tres días más tarde Estudiantes no se atrevió a darle un triunfo escandaloso a Olimpia por goleada, y solamente fue derrotado por 1 a 0, por lo que Independiente quedó líder del grupo por diferencia de gol y de esa forma accedía a la siguiente fase de la copa, la de semifinales, en donde formaría grupo con Universidad Católica de Chile y Nacional de Uruguay.
Les dejo el resumen del partido en 3 videos para que lo disfruten, no para ver solamente los goles sino también el futbol demoledor que desarrollaba este equipo de Independiente, la actitud, el coraje, y el amor propio que tenía:






Escrito por Hernán Gustavo Paglieri – Vicepresidente Peña Roja Daniel Bertoni – San Andrés de Giles

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