Amor y mar



Fresco, como todas, o casi todas las noches de Mar del Plata. Un viento que hace de embudo y te va empujando hacia donde están todos. ¿Y dónde están todos, tus todos? Ahí, en el José María Minella, gritando, esta campaña volveremos a estar contigo.

Y sale el Rojo, nomás. Entre los refilones del viento fresco, el aroma del puerto y los amores que en verano se aferran fuerte al sentimiento, Independiente, de blanco, levantas las manos al primer cielo del año. El cielo, testigo del primer balón que rueda con un resultado que será un puñadito de arena. Pero quizás, sea la parte futura de una montaña de arena.

Sigiloso, Cerutti fue entrometiéndose en la velada costera. Algo expectante, el partido se hacía rogar, sin embargo, Benítez clavó el de la primera quincena. Gol de los nuestros. Goles que enamoran. Como la Zamba de Amor y mar de los Tucu Tucu, que habla de Mar del Plata, que se la quiere, que se la ama, así también como se quiere y se ama a Independiente, Benítez, se hace cargo del presente que comienza, besa el escudo y grita el tanto.

En la segunda parte, Independiente fue seguro, como esa seguridad que te da la costa cuando la noche se presenta despejada y estrellada, sabiendo que el día que se avecina será soleado, bien veraniego, como este amistoso. Cerutti, de chapa, puso el 2 a 0 ante Gimnasia para que las vacaciones dibujen una sonrisa más.

Poco a poco fui aprendiendo a quererte Mar del Plata, dice la canción. Poco a poco quizás, todas esas acusaciones se van silenciando, como el mar de noche, que habla pero calla a la vez pero que sigue arrastrando olas hacia la costa, sigue, toda la noche trabajando.

Holan sigue, bien o mal, apostando a sus convicciones. El futuro le dará o le quitará la razón, nadie lo sabe aún. Pero la foto final de la noche, fue la del Rey levantando una Copa de verano, que se mete como un viento fresco ante tanto calor. Ahora a seguir, con amor y con mar.

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