A la cancha con Pasquali



Un partido de fútbol, importante, como todos los partidos de fútbol del mundo, pero rodeado de muchas versiones y covers que, una vez más, trajeron a Antonio Pasquali a ver la segunda fase de Copa Sudamericana entre Independiente y Águilas Doradas.

Nos sentamos en uno de los pupitres. En mi imaginación, Antonio no tardó demasiado en sacar un Chesterfield y prenderlo. Me miró y me preguntó -¿Quien dice lo que se dice?- pregunta que me entretuvo porque lo que pasaba en la cancha era aburrido. Le retruqué diciendo, ¿qué era lo que se decía? entonces él me dijo de las versiones y rumores de la ida del entrenador.

Le expliqué sobre quienes decían sobre esa supuesta ida, que puede ser cierta o no. Sin embargo, Antonio no se quedó demasiado satisfecho. Como siempre, me propuso desmontar al emisor. Me propuso replantearme ¿quien decía aquello que se decía?

Como no pasaba mucho en el trámite del partido, me señaló que el comentarista de la radio dijo que la gente no iba a la cancha porque no se sentía identificada con el equipo y me propuso pensar que quizás la gente tenía sueño, estaba cansada por el trabajo o no tenía plata ni para viajar ni para pagar una entrada, algo razonable y mucho más entendible que esa horrible acusación de falta de identidad.

Me hizo pensar quienes decían lo que se decía y con qué objetivos. Qué había detrás de todo ese mensaje, del porque es más importante pensar en la salida de un entrenador que en el juego de un equipo o en los movimientos de Benítez o Romero o en los enormes esfuerzos de despliegue de Pablo Pérez.


Cuando el resultado iba 2 a 0 me tentó con reconocer a las industrias culturales como dueñas de la dirección de los medios que rodean este deporte, algo así como la industria de los medios, que se alimentan de sangre dulce. Que condicionan a todos los que ven fútbol, los condicionan en los modos de ver el deporte, de practicarlo y de pensarlo.

Cuando nos íbamos, Antonio me graficó una idea, me suspiró -imaginate si vos, yendo al laburo, tenés una vocecita que te dice que te van a rajar, o que tu jefe te va a suspender, o que el tráfico no te va a dejar llegar, o que te van a  evaluar todo el tiempo. Vos lo sabés eso, ¿hace falta que te lo repitan? llegás a tu laburo y querés trompear al primero que se te cruce-

En realidad, eso nunca me lo dijo Pascuali, lo pensé yo. Antonio me dijo que tanto se habla de otra cosa que al final, son escasos minutos en los cuales nos permitimos ver fútbol. Y qué eso también puede llegar a ser culpa del emisor o no, pero hay que problematizarlo.

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