La clave



Se toca la boca, mira medio desconfiado, con la vista cansada, no de mirar, sino de ver algo que no gusta. Pero por lo menos va, descansa en el lugar y se prepara para que le pregunten.

Tiene el pelo mucho más delgado que cuando arribó, será el estrés, quizás, no lo sé. Casi que no escucha lo que le consultan, está enfocado en otra cosa. Sabe bien que de esta se sale ganando o no se sale. No le gusta lo que ve, pero es lo que es y por lo menos, es.

Entonces quiere hacer un giro de 360 y lo dice. Se apoya en un bastón firme y grueso. Entiende que el proyecto va a triunfar, hace bien en llevar tranquilidad, en donde casi no la hay. Todos esperan que corrija lo que está mal y siga con lo que está bien.

Acá no hay rivales ni enemigos, acá hay gente que quiere que le vaya bien, pero que sabe también que el aire es escaso. Los tres puntos son esa estación de servicio en medio de la nada. Cargás el tanque y continuas con lo tuyo.

Ganar de local lo llevará a un capitulo más, pero si llega a jugar bien, casi que le afirmará los pies sobre la tierra. Termina de pensar todo esto, y se despabila, responde lo que le pregunta el chico con el micrófono y retrocede sobre sus pasos para irse a su casa a seguir pensando, en dónde está la clave.

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