Suban la bandera



Lo más lindo del fútbol es cuando los partidos se solucionan con cosas del fútbol, pero lo peor sucede cuando esas mismas cosas encuentran esa solución en la basura, con herramientas que nada tienen que ver con jugar a la pelota.

No bajen esa bandera, no , no. Que la suban otra vez, porque en definitiva, quienes la hicieron no estuvieron presos por corrupción, mientras a quienes estaba dirigida, si estuvieron, fueron investigados y sancionados por corrupción. La bandera no miente, dice la verdad y como dice Serrat, nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.

Y el fútbol argentino parece no tener remedio. Porque desde que se creó la Superliga al mando de Tapia y Angelici, los equipos débiles triplicaron su debilidad y los equipos grandes duplicaron su fortaleza, sobre todo Boca y River, clubes ante los cuales, parece que todo vale.

Entonces te afanan una vez el partido y vos no decís nada. Te afanan dos y tampoco, pero a la tercera no aguantás más y te quejás. Pero no termina ahí, porque el que se opone a una injusticia queda como un llorón. Hipócritas, quienes se quejan de la corrupción pero cuando esta misma no los afecta, miran para otro lado y ríen.

Es imposible no sospechar de nuestro fútbol. Los años y los episodios nos han conducido a hacerlo. Hoy parece que la política condiciona, al menos te sopla la nunca. Mientras tanto los hinchas parecen ilusos que van a mirar un partido de fútbol. Nada más. Después le roban esa ilusión. Pero no sólo a los hinchas de Independiente. A los de Boca y River también, a ellos les robaron la posibilidad de ver una final en Argentina. Pero todo vale, los que roban, nos roban y les roban a sus propios socios.

Imposible, imposible no sospechar. Cansa, cansa demasiado ver un fútbol en el cual el que no llora no mama y el que no mama es un gil. Detesto sospechar pero otra opción no me queda. Me doy la posibilidad a denunciar y reprochar los actos de injusticia y no caer en la burda aceptación y repetición que realizan los grandes medios de comunicación, a fines también, a este negocio que se llama fútbol.

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