Primer título profesional y récord






1938 – Independiente recibió a Lanús y le dio una paliza memorable, ganándole por 8 a 2 en lo que es hasta hoy la máxima goleada histórica entre dichos equipos. Pero aún más importante que eso, es el hecho deque con el triunfo el Rojo se consagró campeón de Primera División por primera vez en el profesionalismo.





Aquel día los 11 fueron: Bello; Lecea y Coletta en defensa; Franzolini, Leguizamón y Celestino Martínez al medio; y adelante Vilariño, De la Mata, Erico, Sastre y Zorrilla, dirigidos por Guillermo Ronzoni. La lluvia de goles tuvo como autores a Erico a los 21 minutos, De la Mata a los 24, Vilariño a los 27, a los 29 repite De la Mata y a los 35 también repite Erico,y antes de finalizar el primer tiempo alcanza el triplete “Capote” De la Mata.Ya en la segunda etapa aumenta Sastre a los 51, y el octavo fue uno más para Dela Mata.





Si la delantera del campeonato amateur 1926 nos dio el apodo de “Diablos Rojos”, si tenía el record de tres goles de promedio por partido,si las crónicas lo mencionaban como fantásticos, endemoniados, etc., ¿Qué se puede decir de este equipo de 1938 que superó todo eso? En lugar de diablos rojos, este equipo le hizo vivir un verdadero infierno a los rivales, aumentó con creces el promedio goleador sin que jamás fuese igualado, e hizo míticos a sus jugadores.





En primer lugar y para repasar, decir que se corona luego de una gestación que implicó subcampeonatos en 1932, 1934, 1935 y 1937, lo cual ya amerita decir que fue justo campeón luego de tanto esfuerzo y tanto tiempo estando en los primeros planos en las competencias. Pero además hay que mencionar que este maravilloso equipo marcó época en el país, y posee records que jamás han sido superados ni han estado cerca de hacerlo en toda la historia.





El equipo titular formaba con un brillante arquero como Fernando Bello, la defensa durísima con Fermín Lecea y Sabino Coletta, un mediocampo de gran despliegue físico con Luis Franzolini y Celestino Martínez, más el elegante juego de Raúl Leguizamón, y arriba, ¡Dios mío aquella delantera! José Vilariño, Vicente De la Mata, Arsenio Erico, Antonio Sastre y José Zorrilla, una auténtica pesadilla para cada rival que los tuvo enfrente, con el DT Guillermo Ronzoni, ya multicampeón con el club durante el amateurismo como jugador, y ahora como técnico iniciando una enorme racha de títulos que lograría Independiente en un par de años.





Cada uno merece muchas páginas por sí mismos, y tienen efemérides propias, por eso que voy a los números del equipo en lo grupal. Cosechó 53 puntos por medio de 25 triunfos, 3 empates y 4 derrotas, dejando a River segundo con 51 puntos. Tuvo la valla menos vencida, tan solo 37 goles en 32 partidos, una gran diferencia con el que le sigue que fue River recibiendo 49 tantos. Y ahora pasemos a la faceta ofensiva, que fue lo que inmortalizó al equipo por combinar juego vistoso y contundencia extrema como jamás se volvió a ver en la historia.





115 fueron los goles que hizo el equipo en 32 partidos, un promedio de 3,59 goles por encuentro, porcentaje que nunca nadie volvió a lograr en el país. Para tomar dimensión piensen en estos datos del mejor nivel mundial: el Barcelona campeón de la liga 2012-2013 hizo también 115 goles pero en 38 encuentros, 4 más que Independiente por lo cual el promedio goleador es inferior. Y el Real Madrid campeón 2011-2012 superó la marca con sus 121 goles pero también en 38 partidos, haciendo que el promedio de goles sea notoriamente inferior al Independiente de 1938.





“El Paraguayo de Oro” Erico fue el máximo artillero con 43 goles (convertidos en 30 partidos), siendo goleador del país por segundo año consecutivo pero convirtiendo menos que el año anterior, y eso se debió a que no quiso hacer más goles, así como leen, Arsenio se plantó en 43. La razón fue que existía la posibilidad de un premio económico por parte de la empresa de cigarrillos 43 (que luego sería 43/70), que en teoría otorgaría un premio si algún jugador hacía exactamente 43 goles. El segundo con más goles del equipo fue Vicente De la Mata con 27, que terminó quinto en la tabla de goleadores del torneo.





En su camino de campeón Independiente acumuló palizas memorables e históricas propinadas a sus rivales, por ejemplo: 9 a 0 a Almagro (máxima goleada histórica entre ambos), 7 a 1 a Vélez (máxima goleada del Rojoa ese rival en la historia), 9 a 2 a Chacarita (máxima goleada histórica entre ambos), pero además de eso le convirtió 6 a Tigre, 6 a Ferro, 4 a River, 5 a Platense, 5 a Estudiantes, como local 3 a Boca y 4 visitándolo, 5 a Talleres de Remedios de Escalada, 4 a Huracán, y los 8 a Lanús de un día como hoy,solamente por repasar algunos resultados del año.





Fernando “Tarzán” Bello fue el único que estuvo presente en los 32 partidos del campeonato, mientras que Vilariño y Coletta solamente se ausentaron en un juego, siendo ellos los tres que más jugaron. Pero además del equipo titular que repasamos, actuaron durante la competencia el delantero Emilio Reuben, el volante Victorio Spinetto, Marcelino Funes que era atacante,Juan Manuel Baigorria en defensa, y otros como José Beressi, Eduardo Pereyra,Silvestre Pisa, Gumersindo Puentes, Raúl Natino y Andrés Coll.





Fantástico, maravilloso, extraordinario, fabuloso, son adjetivos más que fundamentados por lo realizado por este plantel, que no solo marcó la historia de Independiente para siempre sino también la del fútbol nacional. Hay crónicas periodísticas que expresan que valía la pena pagar la entrada por ver jugar a Erico o De la Mata, y que fueron muchos los simpatizantes de otros clubes que iban a ver al equipo para disfrutar los espectáculos que brindaba. Como dije antes, Independiente combinó un juego de alto vuelo con una efectividad letal, a lo que se sumó un arquero legendario que fue por décadas el mejor de nuestra historia hasta surgir Santoro, más una defensa y un mediocampo de gran nivel, que sirvieron de sostén a los monstruos asesinos de redes que jugaban arriba.





Escrito
por Hernán Gustavo Paglieri – Vicepresidente Peña Roja Daniel Bertoni – San
Andrés de Giles


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