El Capitán del espacio






Nadie puede dudar que, el mejor alfajor del mundo, es el Capitán del espacio. Nadie que haya vivido o vive en zona sur puede sacar del podio a semejante producto. Uno lo puede justificar si quien lo hace, no vive en la provincia, pero, caso contrario, es imposible no sacarse el sombrero ante una de las golosinas que nos hizo y nos hace tocar el cielo cuando la degustamos.

Tocar el cielo, sí. Como lo tocó Nicolás Tagliafico. El lateral izquierdo que llegó de Banfield y se puso a trabajar. Agachó la cabeza y laburó. Y también se comprometió. Yo entiendo que es muy poco tiempo para poner a alguien en el pedestal, pero yo les aseguro, amigos, que este pibe hizo que mi viejo se levante y protestara en voz elevada, cada vez que el capitán era herido de guerra.


Ustedes sabrán que nuestra propia exigencia, a veces no nos permite amar a muchos de los que nos dan cosas buenas. También no es un tiempo fácil para amar, porque a uno lo dejan por otro destino, y el golpe es duro. Tan duro como iba él a la pelota. Desenvainando la espada de Independiente, envuelta con una bandera imponente, la de la pierna fuerte y templada.

Anticipó hasta las resultados y y pese a ser ninguneado por quienes dicen saber de fútbol, yo fui testigo de que el capitán se cortó la cabeza, luego de ganarle a todos los matungos del Flamengo, en un salto infernal.

Con él volvimos a levantar las manos. Algo que nos emocionó, y nos hizo lagrimear. Un mimo al alma. Algo que nos trajo como respuesta, que no estábamos lejos de volver a creer. Sus tres pasos hacia adelante eran de plomo, las manos levantadas hacia el espacio infinito nos plantaban en cualquier cancha.

Y con él volvimos. Ante él se arrodilló el Marcaná. Nos volvió a llevar al espacio, como el capitán, como ese alfajor que también nos llevaba al espacio cuando éramos pibes.

Hasta luego capitán, como dice la canción, nos veremos otra vez. Las despedidas son una mierda, pero te esperaremos con los brazos abiertos pero más levantados. Más levantados que nunca, como vos nos enseñaste. Mientras tanto, tu postal con la Copa del Maracanazo descansa en la Sede de Mitre. ¡Buen viaje Taglia!












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