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Independiente venció 2 a 0 a Deportivo Lara, con tantos de Martín Benítez, la figura de la noche,  y Emmanuel Gigliotti y, de esa manera, clasificó a los octavos de final de la Copa Libertadores, consiguiendo un objetivo fundamental para las aspiraciones del segundo semestre.

Fue un partido en el que, el Rojo, fue superior en todo su desarrollo. Cuando sufrió fue porque no supo definirlo a tiempo, aunque el Lara no inquietó en lo más mínimo, salvo en un par de remates, débiles, de media distancia, que resolvió bien Martín Campaña.

En la primera mitad, se vio lo mejor en los pies del Misionero, quien generó las situaciones más claras de los suyos. De sus pies nació el primer llamado de atención para la visita, cuando dejó en el camino a un rival, habilitó a Gastón Silva, que cedió para que Gigliotti definiera de taco y atajara muy bien Carlos Salazar. Otra oportunidad tuvo, tras un tiro libre, en la medialuna del área, que ejecutó excelentemente, pero el travesaño le negó el grito. Grito que llegaría minutos más tarde, cuando ejecutó un tiro de esquina, desde el sector izquierdo, cerrado, al primer palo, que se le metió al arquero venezolano.

En el complemento, las cosas continuaron de manera similar. El local siguió manejando las acciones, con un Maxi Meza, muy activo, formando un buen tándem con Fabricio Bustos, por la banda derecha, y con el "Misio", que continuó haciendo de las suyas. Fue la pesadilla de la defensa caribeña, sobre todo para Leonardo Aponte, el lateral derecho, quien no pudo detenerlo en ningún momento.

La confianza lo llevó a volver a probar desde el córner, nuevamente, en un remate que buscaba la red y que alcanzo a cachetear Salazar, para que pegara en el travesaño y saliera por encima.

Tras esa jugada llegó, una más, de las polémicas, de cada jornada Copera, en un remate de Silvio Romero (de flojísimo partido), que logró desviar, de cabeza, el Puma, quien convirtió, habilitado por más de un metro. Pero el árbitro, Eber Aquino, anuló por una supuesta posición adelantada que no existió.

El delantero, ex San Lorenzo y Boca, entre otros, iba a encontrar la revancha minutos más tarde, en una jugada, en la que Meza presionó en la mitad de cancha, robó y, tras dos toques con Benítez, éste tocó para Gigliotti, quien, ingresando en soledad, por el centro del área, la paró y le pegó con mucha violencia, para meter el segundo gol.

Esta conquista trajo la tranquilidad que se necesitaba. Todo el Estadio tenía conocimiento de que Millonarios estaba ganando y, el empate, podía dejar afuera al Rey, de su Copa. De ahí su vital importancia.

De este modo, Independiente, se mete de lleno, tras 23 años, en segunda ronda de Libertadores, y mantiene, más que nunca, el sueño de conseguir la Octava. Seguramente con un plantel diferente, diezmado por algunas bajas, pero, posiblemente, fortalecido, con jugadores que llegaron en el último libro de pases, y estarán más afianzados, y otros que llegarán como refuerzos.

Se viene el descanso para el Plantel, merecido y necesario. A disfrutar el Mundial, soñando que Argentina haga un buen papel, pero sin sacarse de la cabeza el objetivo que tiene el Club de lograr más resultados positivos en la parte final del año.

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