Gol de bronca



Nadie pudo olfatear ánimos de buenas sensaciones hasta que la fe anticipó una jugada que derivó en el gol de Bustos. Y aunque busquemos y posiblemente encontremos responsables de la clasificación de Independiente, no podemos dejar de señalar que la mezcla con la angustia y la bronca resulta ser, en algunas ocasiones, una explosión de cambio. Y mejor dicho y más claro, una patada en el culo a un destino deplorable. 

Independiente camina así, golpeado hasta las muelas y siempre mirando de reojo con angustia y bronca por no ser lo que fue pero con la fe de volver a ser, eso que alguna vez fue. Y la fe, queridos amigos, sin ninguna religiosidad, es el motor del fútbol y de la vida, que también es fútbol. O cuando arranca el partido ¿no les pica esa fe de que todo se puede dar? sino nada tendría sentido. Fe sin ver. Fe sin saber que nos vamos a morir gritando un gol de Bustos a los 93 minutos después de un partido horrendo. Pero está la fe, de irlo a buscar hasta el final, creyendo sin saber y sin poder.

No son buenos días. Ojalá en un futuro cercano lo sean. Pero hay que seguir. Dar pelea es vivir. Dar pelea es Alan Franco con su fe anticipando para recuperar la pelota, dar pelea es la angustia de Velasco por las piedras en el camino para torcer la situación y encontrar el sendero agradable en una gambeta y una habilitación. Dar pelea es Bustos llegando hasta el final de la cancha con la última de sus fuerzas en el minuto 94, para salir gritando con Bronca que el Rojo ganó la pulseada. 

Dar pelea es Pusineri besando la foto de su abuela y haciéndose cargo de un momento de mierda. Dar pelea amigos, te da el gusto de gritar un gol con bronca. Gritarlo con felicidad es lindo, pero de vez cuando, está bueno pegarle una buena patada en el culo al destino, burlarlo y decirle que le ganaste. Y después entender que ese destino te enseñó. ¿A qué? a vivir para dar pelea y a pelear para vivir. 

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