Tango millenial en Caminito



El viejo se había encascado ya en el auto, cuando íbamos camino a la casa de Pepe a ver el partido, porque el Cabezón cambiaba muy rápido los temas del auto. 

La justificación del enojo del Viejo era que los buenos temas se escuchan hasta el final, como los tangos, en cambio, los temas modernos, los millenial, uno se harta de escuchar siempre la misma letra, el mismo estribillo y entonces lo cambia como una suerte de ansiedad multimedia de estas épocas. 

Durante el partido entre Boca e Independiente, la calentura no se le fue al Viejo. El Rojo erraba goles por deporte y tenía menos cambio de ritmo que un tema de música electrónica donde todo siempre suena igual. 

El traslado de defensa hacia el ataque tardaba tanto que hacia dormir al viejo que ya a esa altura, y aún más cuando Pablo Pérez se fue expulsado, no sabíamos si estaba soñando con un gol o se había muerto de un infarto. 

Lo cierto es que con mucha dignidad, a falta de 10 minutos para el final, el viejo se levantó, dijo que no miraba más el partido y se fue a fumar un cigarro. 

¿La justificación? esta vez sostuvo que el partido era como un tango pero millenial. Que sonaba lindo, que Independiente lo había cantado bastante bien, lo había entonado pero que se anticipó prematuramente al final, que todos ya sabían cómo iba a terminar. Porque cuando te perdés tantos goles hermano, no lo ganás ni aunque juegues una semana seguida. Como la música milenial, el viejo prefirió irse y cambiar, porque ya sabía el final. 

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