Una banda



El uruguayo estaba enojado, con justa razón. Digamos que le habían hecho lo que nadie se puede permitir hacerle a un uruguayo. Sí, le sacaron el termo. - Yo sabía, yo sabía- repetía re caliente. No le quise decir nada, y comenté que llegué al estadio escuchando la Vela Puerca, y José Sabía.

No, no, el título del texto no es ninguna ofensa al equipo. El equipo se ofendió solo por lo mal que jugó a la pelota dentro de la cancha. La Paternal es un barrio que tiene un club en el cual se respiran los sueños de los pibes que se hicieron y se hacen grande entre los grandes.

Volviendo al tema del termo, los cacheos terminaron de alterar el ambiente, y pensé - la gente que verdaderamente es gente, entra sola a la cancha, sin armas, solo con las ganas de ver un partido -
El fútbol es eso que se comparte, por lo que se compite y por lo que al final se hace abrazo, representado el noción de un juego, como cuando éramos chicos y la voluntad era ganar y consolar al que no lo hacía.

El partido fue un compilado de errores defensivos de Independiente que demostró cómo no se debe marcar a los rivales, de cómo un nueve no tiene que definir cuando queda mano a mano y de cómo un equipo se queda quieto. Sin embargo, el Diablo se las ingenió para meter la cola y Pérez y Cecilio le dieron dos goles de visitante a Holan que estuvo al borde del estallido neurológico. Ganó el Bicho 3 a 2 y final del match.

En la vuelta a casa también escuché José Sabía. Porque como dice esa banda, hace rato sabemos que cuando todo parece jodido es cuando hay que poner. Independiente quedó con el dolor de estar vivo, que es lo bueno que tiene el dolor. -En mi casa os espera la gloria- exclamaba un cartel sobre la avenida. Se ve que mi mente ya viaja hasta Avellaneda para la vuelta. Más allá de cómo salga, estar al lado del Rojo, siempre será la gloria.




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