Con pasión, no compasión.





Las cosas se hacen con pasión o no se hacen. Pero en Independiente, no hay que sentir compasión por nadie o sí, solamente por el escudo. Con pasión, defenderlo, con pasión glorificarlo y con pasión sostenerlo.


Con pasión le tiene que pegar Gaibor a la pelota, sin compasión de la hinchada. Con pasión queremos ver a Benítez gambetear, sin tenerle compasión por ser del club. Con pasión pedirle a Sánchez Miño que vuelva a ser el mismo y ver a Romero que es esfuerce con pasión.

Con pasión saludar a los cuatro costados, tocar, jugar mostrarse, ser parte, ser de Independiente. Con pasión por ganar, por crecer, por festejar, sin importar ni el rival ni el torneo.

Con esa pasión que nos llevó a festejar en el Maracaná. Con esa pasión que nos generó aquel equipo de Holan, entrenador con el cual tampoco hay que tener compasión, sino pasión para criticar las cosas que están mal y validar las que están bien.

Hoy Independiente tiene un equipo que juega sin pasión, que se entregó a Gimnasia sin ánimo de jugar, ni de competir. Que está sumergido en el fondo y no puede levantar cabeza. La gente siempre estará con pasión queriendo que gane el Rojo. Pero el hincha sabe muy bien, que compasión ya no hay por nadie, porque en el Rey de Copas, las cosas se hacen con pasión o no se hacen.

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