Jugar a la pelota



En el auto, ya rumbo a casa, Lucho, quien iba de acompañante, escuchó atentamente mi pregunta sobre cómo había sido su día. Él, siempre filoso, respondió y argumentó -Vos podés tener un día de mierda. Te podés pelear con tu jefe, discutir con tu pareja, perder un bondi y llegar tarde, pero todo, todo se soluciona jugando bien a la pelota. O viendo a alguien que lo haga de esa manera-

Siguió Lucho, imparable y con los ojos desorbitados por aquel grito de gol de Gigliotti que quedó atragantado en las manos de Armani -Porque no es lo mismo jugar a la pelota que jugar al fútbol. Cuando jugás a la pelota tenés rebeldía, potrero, desfachatez, no tenés miedo a que te agarren mal parado porque vos también los querés agarrar así. Jugar al fútbol, juegan todos, pero jugar a la pelota es algo que se aprende en la calle, en el colegio, y que alberga todo ese amateurismo que hace grande este deporte-

Mi amigo no me dejó repreguntar, estaba embarcado en un vuelo que contenía todas las gambetas del Pity y todos los palos que tuvo Independiente -Lo de hoy fue un espectáculo. La salida del equipo, el saludo, la copa, las gambetas del 10 de ellos, hasta Casco lo entendió así. Fue un espectáculo de hombres con guantes y súper poderes volando para que todo siga en equilibrio-

Ahora sí, cuando se produjo un silencio, ya entrando a la localidad de Domínico, pude repreguntar -Lucho, amigo mío, ¿En la vuelta que pasa?- a lo que él respondió -¿Vos te pensás que tengo la bola mágica? No me tomes de boludo. Reflexioné así porque, que se yo, es como cuando uno se inspira y te sale un gambeta. No se que pasará, pero te aseguro, que será otro espectáculo, de esos en los que dos equipos se dignan a jugar a la pelota, donde no intervienen ni los árbitros ni el VAR, donde casi no hay reglas, y la única norma, como te dije, Luquitas, es jugar bien a la pelota-

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