Vení abuelo, tomemos unos mates



Vení abuelo, pasá. Pasá y sentate que tomamos unos mates mientras te cuento como anda todo por acá. Avisá allá que vas a tener para un rato largo, porque hace mucho que no nos vemos y también son muchas las novedades. Entendeme , viejín , creo , estimo y estoy orgullo de pensar, que la vida es más linda y más fácil con fútbol y que, ese mismo fútbol, es más lindo con sorpresas. Porque uno, como todos, lleva mejor adelante la cosa cuando la vida nos da una grata sorpresa. Y estas, es una de ellas.

Acá, abuelo, las cosas han cambiado. Pero mejor quedémonos en el fútbol. Las cosas han cambiado para bien, viejín. El dolor parece haberse ido, ¿Sabés?,  Independiente, como habrás visto, sale caminando y saluda con los brazos en alto. Porque todos sabemos bien, que no hay cosa más linda que levantar los brazos al cielo en memoria de aquellos que ya no están y que estarían festejando con nosotros.

Te cuento, abuelo, que me fue extraño levantarme tan temprano en la madrugada, que los nervios siempre juegan y más cuando se trata de una copa, aunque muchos la hayan ninguneado. Que un mate significa más que un mate y que el fútbol es más que fútbol. Que en medio de una cebada se esconden infinitas sensaciones de un abrazo, de un rato compartido y de un grito de “Dale Rojo dale”.

Que la sorpresa la dio Holan en poner a Romero de extremo, abuelo y que también, la sorpresa fue de mi viejo, tu hijo, abuelo, quien me pidió calma antes de arrancar el match pero que luego se volvió loco con el grito del gol de nuestro Independiente y que se atragantó con su propio aire de gol. Qué lindo es gritar un gol, sobre todo si es de los nuestros.

Las cosas han cambiado, viejín. Tu Rojito ya no cae y si lo hace, se vuelve a levantar. Tu Independiente infla el pecho y gana. Juega bien y gana y aun jugando mal, gana también. Va al frente sabiéndose Independiente. Se acostumbró a campeonar y eso nos hace muy feliz, pero más feliz nos hace saber de nuestra identidad.

Tomate el último, viejo querido, así no te vas rengo. A pata no te vas a ir. Allá se movilizan de otra manera. Cuando subas, haceme el favor de avisarle al Pato y al Negro que estamos de vuelta. Y a toda la banda allá arriba. Que sepan que no nos olvidamos de ellos, y que los necesitamos. Que ahora son once hombres que van, juegan y ganan.

Haceme el favor, abuelo. Andá yendo que ya te están esperando. Dicen que lo bueno dura poco. Se ve que el que inventó el dicho no era hincha del Rojo, viejo. Andá tranquilo nomás, que acá abajo está todo más que controlado. No te olvides, eso sí, que el día en el que me vengas a buscar, sea con un amargo bien cebado, porque para dulce, está el amor que sentimos por Independiente.

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