Con San Martín jugando de zaguero



-Hay que ganar hoy, eh, estos vienen mal encima- soltó Luchito y apoyó instantáneamente el mate sobre la mesa. –Siempre hay que ganar- remató. Lucho, hombre bien sanmartiniano y que lleva en sus genes la palabra ganar. Sin embargo, yo sabía muy bien, que nada ni nadie le podía sacar de la cabeza el partido con Santos por la Copa Libertadores en Avellaneda.

El gol prematuro del Puma lo puso en un ámbito de felicidad que dio lugar a uno buenos y bien cebados amargos con algunos complementos, como el debate de poner a Gigliotti o a Romero. Los empates sucesivos sacaron de la cancha a cualquier comodidad didáctica durante el encuentro.

Independiente aún jugando mal intentaba lograr la victoria que nunca iba a llegar. Con algo de bronca, Luchito me dijo que estos puntos no se nos podían escapar, que luego iban a hacer importantes. Por un minuto, se había olvidado de lo mucho que había festejado el título número 18 y los elogios que dio a la elegante zurda de Hernández. Se posó sobre las dudas de Burdisso y Silva e hizo un profundo repaso de lo mal que se pararon los dos centrales.

Acusó a que Santos sería un rival muy peligroso. Metió a San Martín en el medio de un partido de fútbol, señalando que, los centrales de Independiente parecían andar en mula y los de la Lepra a caballo.

Antes de enfilar para su casa, me dice – Cuchame, Campitos, como decía el general;  Mi mejor amigo es el que reprueba mis desaciertos”  Es por eso lo mucho que le exijo al Rojo- Pero yo lo contraataqué –Lucho, amigo mío, no tengas miedo. Independiente, nuestro Independiente, como tu general, también ha luchado por la independencia.  ¿Tenés alguna duda que lo van a hacer el martes y encima en un lugar que se llama Libertadores de América? Andá a dormir, dale. Seamos del Rey de Copas, que lo demás no importa nada-

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