No se puede



No se puede explicar a un equipo que gana en Brasil ante el campeón y queda afuera de la clasificación de la Libertadores 2019 en el torneo local. En realidad si se puede, porque es fútbol y, en el fútbol, no se puede escapar de esos tres resultados que son empatar, perder o ganar. Pero lo que se puede, es jugar mejor. Por lo menos, mejor que esta versión de Independiente.

No se puede explicar con exactitud lo que produce ver el saludo histórico de los jugadores y sobre todo, en condición de visitante. No se puede dejar de admirar la campaña de Unión de Santa Fe, con un técnico que no grita, no llora ni se pelea con los árbitros. Y tampoco le habla mal a los periodistas, y eso que no salio campeón.

No se puede entender como Independiente pasa de generar cincuenta situaciones de gol a no acercarse al arco rival. No podemos explicar como Franco, el mejor de los de abajo, no saltó y tampoco se puede explicar tamaño jetazo para poner el 1 a 0 definitivo.

Ni hablar de que no se puede explicar como el juez no cobró semejante penal de Botinelli. En fin, no se puede jugar más o menos todo el partido. No se puede vagabundear entre picos y caídas. Se puede perder, ganar o empatar, pero hablando sobre volumen de juego, se puede mejorar el espectáculo. No se puede pedir no jugar bien al fútbol, porque eso es lo que nos hizo y nos hace feliz, ver a Independiente jugar lindo a la pelota. El resto viene por añadidura.

Ahora no se puede no ilusionarnos con Bogotá. Con entrar a octavos. Con matarnos hasta el final. Con soñar con una final, pero esta vez, feliz. Porque hasta el final de los finales, no podremos despegarnos de esta pasión, que se llama Independiente y que no se puede explicar.

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