La “Chancha” letal



1902 – Nacimiento en Avellaneda (aunque muchos dicen que fue en Rosario) de Manuel Seoane, “La Chancha”, aunque anteriormente su apodo era “El Negro”, y ya como futbolista el legendario arquero de Boca del amateurismo y uno de los mejores que vio el país en dicha etapa, Américo “La Gloria” Tesorieri llegó a apodarlo como “El Rey del Área Enemiga”, y doy ese dato como para ir presentando a este descomunal animal del gol.

Seoane es el máximo anotador del país en la etapa amateur del fútbol, sí, Erico en el profesionalismo y Manuel antes, ambos del Rojo. Por razones obvias, hay pocos registros de él, sólo hay crónicas de su época y testimonios que dejaron aquellos que tuvieron el honor de verlo jugar, para muchos de ellos Manuel fue el mejor jugador que tuvo el país, como Renato Cesarini (jugador de River y Juventus que supo ver a Pelé y Di Stéfano) que lo consideró el mejor de todos los tiempos.

Un delantero formidable que jugaba en todos los puestos del ataque, primeramente fue insider izquierdo (es decir, a un lado del centrodelantero), pero con el paso del tiempo y su aumento de peso se convirtió en centrodelantero. Con gran manejo de la pelota, habilidad para moverse en espacios reducidos, una potencia terrible para rematar con ambas piernas, una capacidad extraordinaria de anticipo, gambeteador, y un cabezazo letal, aunque tan solo medía 1.70 mts., y generalmente estaba unos kilos excedido de peso por lo cual su apodo, pero aun así Seoane anotó ni más ni menos que 207 goles en la etapa amateur (34 más luego ya en la etapa profesional jugando 56 partidos), en 217 partidos en Independiente, sin tener en cuenta su paso de dos años por El Porvenir.

Pero no solo fue goleador letal, sino que fue de los primeros líricos de la historia nacional, porque además de goles completaba su repertorio con tacos, rabonas, caños, y todo tipo de lujos.

Su primer partido fue en la categoría intermedia, allá por 1920, Seoane marcó 3 goles en el 5 a 1 a Estudiantes, y el 3 de abril de 1921 debutó en la Primera vs Racing en el encuentro que sería suspendido por intensas lluvias. Ese año ya se anota con 18 goles en el torneo. En el Rojo campeón de 1922, anotó la cifra descomunal de 55 tantos en los 40 que tuvo el campeonato (el equipo anotó 97 goles, es decir que Manuel hizo más de la mitad), junto a un equipo maravilloso que llamaba la atención de todos, fue a ese equipo al que se lo apodó Diablos Rojos, mote que sigue vigente hasta hoy.

En noviembre de 1923, en un partido contra River, fue suspendido por 1 año por agredir al árbitro en lo que fue una trifulca donde ambos equipos ejercieron violencia contra el juez, pero solo algunos cargaron con las culpas. Por eso Manuel se fue del club a jugar en la liga paralela que existía en aquel tiempo por no haber unificación en las asociaciones de futbol.

Jugó para el Porvenir por dos años, y allí no hay datos fehacientes de su cantidad de goles, aunque la mayoría de las fuentes hablan de al menos 60 goles en aquel equipo. En 1925, jugó para Boca en la histórica gira europea de dicho equipo, que puso 12 jugadores suyos e invitó a varios genios de la época a completar el plantel, Seoane aceptó el desafío y fue el goleador de la gira con 12 goles en 18 partidos.

Regresó a Independiente en 1926 para volver a ser campeón e invicto, marcó 29 goles en los 25 que tuvo la competición para ser el goleador absoluto. También con el Rojo se coronó en las Copa Competencia de 1924 y la de 1926, y en 1933 decidió retirarse ya en el profesionalismo con la suma final de 273 partidos anotando 241 goles (entre ellos 14 a Racing), aunque a veces sus números difieren según las fuentes, sobre todo por los pocos registros del año que jugó en El Porvernir. Algo extraordinario lo de “La Chancha”, que se lo considera el primer eslabón de la cadena histórica del Rojo en cuanto a talento máximo se refiere, ya que luego de él llegaría Sastre, después Grillo y finalmente Bochini.

Además Manuel jugó en la Selección marcando 16 goles en 21 partidos y siendo campeón de las Copas Américas 1925, 1927 y 1929, saliendo elegido el mejor de todos en dos de ellas, simplemente impresionante. Pero eso no es todo, porque casi nadie sabe que Seoane fue el primer jugador en la historia del país en vestir la icónica camiseta número 10 de la Selección, eso sucedió cuando Argentina se enfrentó en 1923 en un amistoso contra un equipo de Escocia que exigió usar numeración (acá no se usaban), y a Manuel le dieron la 10, que para mayor detalle no se colocaban en las espalda sino que los números iban en el pecho. En 1924, Seoane jugó para la Selección el partido contra Uruguay en el que se registró el primer gol olímpico de toda la historia, convertido por Cesáreo Onzari, delantero de Huracán.

Luego de su carrera como futbolista, se hizo DT, y en esa función a cargo de la Selección Nacional, fue campeón del Sudamericano de 1937, torneo en el cual un joven Vicente De la Mata nos dio el título y lo catapultó a Independiente. Más tarde, Seoane trabajaría en una cristalería, como clasificador de lanas, y tuvo a su cargo el camping de Independiente en Quilmes. Hasta que en 1975, falleció a los 73 años.

Escrito por Hernán Gustavo Paglieri – Vicepresidente Peña Roja Daniel Bertoni – San Andrés de Giles

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