La esperanza



-La esperanza, amigo mío, siempre está contigo. Ahora duerme, pero algún día despertará- dice un libro de J.J Benítez que anduve leyendo por ahí.  Y la esperanza se despertó. Independiente perdió ante Gremio pero no cayó. No quiero andar contándoles las cosas que me pasan, porque lo que le pasa a uno le está sucediendo al mundo, única razón, diría Facundo Cabral.

La esperanza amigos míos. La esperanza con la que nos levantamos pensando en ganar la Recopa. La esperanza que tuvimos para que no rajen a Amorebieta. La esperanza que usó Campaña para envolverse en la bandera y tapar todas las balas con el pecho. La esperanza con la cual tragamos la bronca, la digerimos para después levantar la cabeza e inflar el pecho.

La calentura con la cual te fuiste a dormir y la esperanza con la cual te levantaste. Porque la semana que viene debutamos en la Libertadores. Y esa mancha que dice 7, en el pecho, estén tranquilos que no se quita, es nuestra. La esperanza con la cual miramos a aquellos hipócritas que dicen nunca haber sido derrotados. A los que celan, los que envidian.

La esperanza de ser ejemplo de todo el continente, nuestra gran institución. Tecleo las letras y los miro a todos a la cara. A los que saben de esconder pelotas y no quedarse en la cancha y reconocer la derrota. A quienes no entienden que uno no es mejor ni en la victoria ni en la derrota. A los que mienten y quieren robarse todo.

La esperanza de seguir siendo el granito en el culo de muchos. La esperanza de ser la bronca del gil que rezonga. La alegría se saber que somos el orgullo nacional, que jugamos de manera honesta, que nos quedamos en el campo reconociendo a quienes nos vencieron.

Independiente, cada vez más imponente. Ellos, los jugadores y el DT, nos devolvieron esa esperanza que muchos chicos, que no vieron la gloria, tenían dormida. Hoy esos chicos van al colegio y sueñan con ser Domingo, Meza o Fernández, mientras patean tapitas en el recreo. La esperanza de que esto siga. De que la corona brille todavía aún más. La esperanza más grande de todas, la de ganar la octava Copa.

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